¡Las historias de terror que se transmiten de persona a persona no son nada nuevo! Pero esta leyenda urbana ha perseguido a los japoneses durante décadas. Esta popular leyenda urbana japonesa cuenta la historia de una muñeca de porcelana que, tras ser abandonada por su dueño, ¡decide vengarse! Muchas de estas historias de terror están basadas en hechos reales. películas como "La hora de la pesadilla" y “Chucky el muñeco asesino” están inspirados en casos reales.
La siguiente historia de terror viene directamente del canal. Podcast de contactos instantáneos
La muñeca en cuestión se llama María y el caso se hizo conocido como la muñeca embrujada Mary-san. Dicen que una vez abandonada, la muñeca se rebeló con su antiguo dueño y volvió a perseguirla y finalmente ¡llevarla a la tumba! Pero más allá del peligro mismo, como Sámara en La llamada María llamaba a su víctima cada vez que se acercaba a ella. Con cada acercamiento que hace a su víctima, la muñeca hace una llamada telefónica que hace que la persona entre en pánico y dude de su propia cordura.
Al principio, por supuesto, todo parece una llamada de broma, es difícil creer que una muñeca abandonada hace mucho tiempo esté haciendo llamadas. Pero lo que al principio parece una mala broma adquiere un aire oscuro a medida que se desarrolla la historia. Porque un buen día un niño se iba a mudar con la familia, por descuido olvidó la muñeca en la vieja casa y que mala suerte, no fue cualquiera, sino Mary-san.
Esa misma noche, ya en su nueva casa y tratando de adaptarse a su nueva realidad, la niña recibe una llamada telefónica. A sus padres no parece importarles que suene el teléfono y ella decide contestarlo. Al principio sonidos estáticos y una voz de fondo apenas reconocible. Con mucha atención y conteniendo la respiración para no hacer ruido, la niña lucha por entender las palabras.
“Hola, soy María. Ahora estoy en la basura".
Presa del pánico, la chica cuelga. No es posible que esto estuviera pasando. Se queda quieta tratando de convencerse a sí misma de que estaba soñando y que esto no estaba pasando, pero el teléfono vuelve a sonar.
“Hola, soy María. Estoy en la tienda de la esquina ahora mismo".
El miedo se instala, y todo lo que puede hacer es llorar. Decide que no contestará el teléfono si vuelve a sonar, y lo hace. Ella se niega a contestar, pero el teléfono no se detiene. Sus padres no se despiertan, parece que solo ella escucha el molesto sonido del timbre. Se queda ahí un minuto, dos, diez. Ella necesita responder.
“Hola, soy María. Ahora estoy frente a tu casa".
El miedo se apodera del cuerpo de la niña, que corre hacia el dormitorio para intentar asomarse por la ventana si realmente hay alguien ahí fuera. Ella observa todo con atención y no ve a nadie, no hay una sola persona en la calle. El tiempo pasa, pero ella no quita los ojos de la ventana, respira con dificultad. La niña se arma de valor y abre la puerta principal, pero no encuentra a nadie allí. Debe ser una llamada de broma, piensa, luego el teléfono vuelve a sonar.
“Hola, soy María. Estoy detrás tuyo."
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